Siempre me gustó estar bien informada y participaba en todo lo que podía. Sin embargo, dos años después me trasladaron a una oficina alejada de la central. En ese lugar, la información básica como el reajuste salarial, el pago del PPR, los beneficios, entre otros, no llegaba y eso me molestaba mucho. Llamaba a mis amigos de la central para que me dieran esa información. Luego se lo transmitía a mis compañeros de trabajo. A partir de entonces, todos acudían a mí y yo les ayudaba siempre que podía. Un día, un director de SINTETEL, de visita en mi lugar de trabajo, me preguntó si todo iba bien. Le contesté que no, porque me sentía abandonado, no tenía información de la empresa ni del sindicato. Entonces me invitó a ser delegado sindical. A partir de entonces, empecé a participar en las reuniones y cursos del sindicato. Con más conocimientos, empecé a ayudar aún más a mis compañeros. Soy muy dedicada y empecé a verlo como una misión. Participé en muchos actos y cursos organizados por la UNI, incluida la formación para mujeres. Todos estos conocimientos fueron cruciales para mi desarrollo y aún hoy contribuyen a mi trabajo diario en la lucha en defensa de las mujeres. En 2008, SINTETEL solicitó mi liberación y empecé a dedicarme exclusivamente al trabajo sindical. En las siguientes elecciones, fui elegida para componer la junta ejecutiva. Como directiva, empecé a participar en las negociaciones colectivas y en las decisiones del consejo. Desde 2012 formo parte del Comité de Mujeres de las Américas, actualmente participo en el Comité Mundial de Mujeres y estoy como vicepresidenta de mujeres de UNI Américas. En 2016 fui elegida la primera mujer vicepresidenta de SINTETEL después de 74 años de fundada la entidad. Actualmente integro el directorio de FENATTEL, UGT y SINTETEL en el cargo de Directora Social. También soy responsable de las negociaciones con los operadores, de la sindicalización y de la organización de eventos y formación sindical. Estoy muy agradecido a SINTETEL y a UNI, porque han contribuido mucho a mi formación personal y profesional y por todo el apoyo que siempre recibo. Y, por último, estoy muy agradecido a Dios por ser sindicalista, porque todos los días tengo la oportunidad de ayudar a las personas y contribuir a la construcción de una sociedad más justa, igualitaria y fraterna.
