En 1987, con 22 años, conseguí un contrato más estable como responsable sindical en una federación sindical interprofesional de la CSC. Aquí es donde realmente descubrí el machismo y el sexismo, tanto en el mundo laboral como en el sindical. Mis objetivos eran buscar candidatas para las elecciones sociales, organizar el servicio sindical para mujeres y la formación para mujeres. El trabajo también incluía otras tareas, como estar de guardia para recibir a los afiliados y tratar casos individuales, y organizar reuniones de delegados, tanto mujeres como hombres, en una zona geográfica. Los intercambios y la solidaridad de colegas permanentes de otras regiones, así como los consejos y el apoyo de compañeros cercanos, fueron muy importantes para mí. A partir de 1996, tras un curso de formación de adultos de tres años, un día a la semana, pasé a ser responsable de la formación de los representantes de los trabajadores. En 2003 me contrató la CNE, una central sindical profesional, primero como responsable regional y en 2006 como Secretaria Nacional para varios sectores, Servicios a las Empresas, TICS, Transporte y Logística, ... El trabajo consiste en organizar y formar a los activistas de estos sectores, negociar convenios sectoriales nacionales e implicarse en el sindicalismo internacional. También he sido responsable de Action Femmes CNE y hasta ahora de la acción internacional Women for CNE. Defender los derechos legítimos y mejorar las condiciones de trabajo, sin perder de vista la dimensión de género, es un reto constante. ¿Activos para tener éxito en la carrera sindical y seguir adelante? Estar organizado para reducir el estrés y poder conciliar el trabajo con la vida privada, tener capacidad de escucha y empatía, mantener la moral alta y una buena dosis de optimismo para seguir adelante, a pesar de las dificultades, para no estar sólo en luchas defensivas y obtener nuevas conquistas. Después de 36 años en esta profesión, ¿cuáles son los motivos de satisfacción? Los avances hacia un mayor equilibrio entre mujeres y hombres en el seno de las organizaciones sindicales y en los distintos foros de concertación y negociación, así como una mejor integración de la dimensión de género en las reivindicaciones y los acuerdos. El placer también viene de los numerosos encuentros; mujeres y hombres, de clase trabajadora o asalariada, de todos los orígenes y culturas, implicados en diversas luchas, grandes y pequeñas... qué riqueza de recursos humanos.... ¡Permanezcamos atentas al futuro y no nos rindamos!